Notar sangre al cepillarse los dientes o al usar hilo dental puede parecer algo puntual o sin importancia. Sin embargo, las encías sanas no deberían sangrar. Este síntoma, que muchas personas pasan por alto, puede ser una señal temprana de problemas bucodentales que requieren atención.
El sangrado ocasional puede estar relacionado con un cepillado demasiado fuerte, pero cuando se repite con frecuencia, suele indicar la presencia de inflamación o infecciones en las encías. La buena noticia es que, con los cuidados adecuados, es posible detener el problema y prevenir complicaciones mayores.
Principales causas del sangrado de encías
Una de las causas más comunes es la gingivitis, la fase inicial de la enfermedad periodontal. Se produce por la acumulación de placa bacteriana en la línea de las encías, lo que provoca enrojecimiento, inflamación y sangrado. Si no se trata, puede evolucionar a periodontitis, una afección más grave que afecta el hueso que sostiene los dientes.
Otra causa frecuente es el cepillado agresivo o el uso incorrecto del hilo dental. Aplicar demasiada presión o usar cepillos de cerdas duras puede dañar el tejido gingival, especialmente si no se tiene una técnica adecuada.
La alimentación también juega un papel importante. Las deficiencias de vitaminas C y K pueden hacer que las encías estén más débiles y sangren con facilidad. Estas vitaminas son fundamentales para la cicatrización y la coagulación, por lo que su ausencia impacta directamente en la salud gingival.
Durante etapas como la pubertad, el embarazo o la menopausia, los cambios hormonales pueden hacer que las encías estén más sensibles, inflamadas y propensas al sangrado.
El estrés, por su parte, puede debilitar el sistema inmunológico, haciendo más difícil combatir las bacterias que causan infecciones en las encías. Además, enfermedades sistémicas como la diabetes, trastornos autoinmunes o de coagulación también pueden aumentar la probabilidad de sangrado.
Por último, el consumo de tabaco y alcohol contribuye a la aparición de enfermedades periodontales. Fumar reduce el flujo sanguíneo en la boca, lo que dificulta la cicatrización y enmascara síntomas como la inflamación. El alcohol en exceso reseca la boca y altera la flora oral, favoreciendo el crecimiento de bacterias.
Cómo prevenir el sangrado de encías y mantenerlas sanas
La clave está en adoptar una buena rutina de higiene bucodental y hacer pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia.
- Cepíllate los dientes al menos dos veces al día con un cepillo de cerdas suaves. Asegúrate de hacerlo con movimientos suaves y circulares, sin aplicar demasiada presión.
- Usa hilo dental todos los días, con cuidado, para eliminar los restos de comida entre los dientes y evitar la acumulación de placa.
- Complementa tu rutina con enjuague bucal antibacteriano, que ayuda a controlar la inflamación y prevenir infecciones.
- Cuida tu alimentación, incluyendo alimentos ricos en vitamina C (cítricos, pimientos, fresas) y vitamina K (espinacas, brócoli, col rizada).
- Evita el tabaco y modera el consumo de alcohol, dos hábitos que afectan directamente la salud de tus encías.
- Mantente hidratado, ya que la saliva ayuda a neutralizar bacterias y mantener la boca limpia.
- Acude al dentista regularmente, sobre todo si el sangrado persiste. Una revisión profesional puede detectar la causa exacta y frenar el avance de posibles enfermedades periodontales.
Consejo de la doctora
Las encías sangrantes no deberían considerarse algo normal. Son una señal de alerta que merece atención. Con una higiene adecuada, una alimentación equilibrada y visitas periódicas al dentista, es posible mantener las encías sanas y evitar problemas mayores.
Si notas que el sangrado se repite o va acompañado de inflamación o molestias, pide una cita cuanto antes. A veces, un pequeño cambio en tus hábitos puede marcar una gran diferencia en tu salud bucal y general.